El futuro “bio” de los recubrimientos de alimentos
El novedoso proyecto de elaboración de recubrimientos de alimentos a base de fécula de mandioca, es un trabajo que vienen desarrollando investigadores del Instituto de Materiales de Misiones (IMAM) integrado por becarios del Conicet y graduados de la Universidad Nacional de Misiones (UNaM). Una de las investigadoras, de la Facultad de Ciencias Exactas, Químicas y Naturales de la UNaM (y actualmente becaria doctoral del Conicet) es Pamela Cuenca quien integra un equipo que busca producir material biodegradable a base de almidón de mandioca, para remplazar el uso de envases plásticos en el mercado.
Un dato a destacar es que la becaria se encuentra en la actualidad cursando el Doctorado en Química: Síntesis Química, Catálisis y Materiales Avanzados en la Universidad de Valladolid (España), una beca que obtuvo para realizar actividades de desarrollo y formación académica en el área de polímeros.
El grupo de investigación del IMAM que se especializa en esta temática se denomina “preservación y envases” y trabaja en conjunto con el programa de celulosa y papel de la Facultad de Ciencias Exactas, Químicas y Naturales de la UNaM.
“La idea de generar envases biodegradables empezó con las investigaciones con las que veníamos trabajando y también a partir del vínculo que tuvimos con una empresa”, explicó Cuenca en su diálogo con Nexo.
Y detalló que “el trabajo de confección de envases biodegradables es básicamente con almidón de mandioca modificado. Nosotros trabajamos con modificaciones químicas y con una técnica que se conoce con el nombre de casting, son técnicas limitadas y muy costosas para hacerlo a nivel industrial pero obtuvimos buenos plásticos”.
“Entonces se pensó en la posibilidad de pasar a otra tecnología que es básicamente la extrusión y el soplado para la obtención de plásticos que puedan servir para los envases comerciales como bolsas o camisas plásticas que actualmente se hacen con polietileno”, indicó la investigadora.
Para el desarrollo de esta investigación se partió del almidón nativo de mandioca, el almidón comercial que se encuentra en cualquier supermercado y que es una de las fuentes de nuestra economía regional.
“Esto ya se viene trabajando hace mucho en el laboratorio, se lo viene haciendo sobre frutas tropicales de nuestra región y mi tesis doctoral en particular plantea la posibilidad de recubrir alimentos regionales como son los quesos que de por sí tienen un recubrimiento que normalmente retiramos cuando vamos a comer, sobre todo en los quesos duros” indicó Cuenca.
Y observó “la idea es que este biofilm que se forma alrededor del alimento pueda contener antioxidantes o algún agente en particular como por ejemplo agentes antimicrobianos con lo que se logre la prolongación de la vida útil del alimento dentro de las condiciones normales de almacenamiento”.
Pamela contó que hasta el momento “obtuve varios tipos de polímeros modificados químicamente a partir de la mandioca que pueden ser utilizados para recubrir. Hoy estoy en la etapa donde logré la selección de los agentes microbianos para ensayar y la deposición de esos agentes dentro de las soluciones filmogénicas, las cuales no alteran las propiedades normales de formación de película de esas soluciones, por lo cual estoy en condiciones de empezar a probarlo sobre los alimentos”.
Líneas de Investigación
“Venimos trabajando en recubrimiento de alimentos. Paralelamente se hizo una tesis de grado ensayando uno de nuestros polímeros y se utilizó como matriz para liberación prolongada de fármacos, pero esto es algo muy nuevo. Todavía no hay una investigación formal al respecto sino que se hicieron unos primeros ensayos” destacó la investigadora.
Cuenca hizo énfasis en que “el fuerte de las líneas de investigación es la posibilidad de desarrollar recubrimientos biodegradables para lo cual estamos trabajando hace ya varios años”.
El plástico es la tercera aplicación del petróleo más usada en el mundo, y al año consumimos 200 millones de toneladas en el planeta. Proviene de fuente no renovable (petróleo), es contaminante y no biodegradable (puede tardar hasta más de 1.000 años en descomponerse).
Como alternativa, se está impulsando el uso de bioplásticos, que consisten en conseguir polímeros naturales a partir de residuos agrícolas, celulosa o almidón de patata, yuca (mandioca) o maíz. Son 100% degradables, igual de resistentes y versátiles, y ya se usan en sectores como agricultura, industria textil, medicina y sobre todo en el mercado de embalajes y envases.
Si bien el desarrollo de biomateriales no es un tema nuevo, en la Argentina la investigación con el almidón de mandioca representa una oportunidad para agregar valor a un cultivo con un fuerte arraigo cultural en los agricultores familiares del nordeste argentino, con una producción distribuida entre Misiones, Formosa, Corrientes y Chaco.
Características de un “producto bien misionero”
“Ya existen otros bioplásticos de almidón que son a base de maíz. Entre el almidón de maíz y de mandioca no hay tantas diferencias, pero la fuente botánica influye muchísimo. El almidón de mandioca tiene mucha más viscosidad en pasta que el de maíz y los productos de la gelificación, o sea las películas plásticas tienen características diferentes. Entonces nosotros trabajamos para salvar las diferencias y lograr un producto de industria misionera“, precisó la becaria.
Gentileza: Secretaría General de Extensión Universitaria
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